Simona presentada a los hermanos de la Catholic Fraternity
El testimonio del Responsable de la Comunidad Primavera Giuliano Mónaco en la IIª Conferencia Europea de la Catholic Fraternity
Asís, 1-4 Noviembre 2007
El Responsable de la Comunidad Primavera Giuliano Monaco durante su testimonio
Agradecemos a la Catholic Fraternity que nos da la ocasión de ofreceros este precioso testimonio sobre Simona.
Simona Tronci para nuestra Comunidad ha sido un gran regalo, pero estamos seguros que lo sea para la Iglesia y la Renovación Carismática. Simona, nacida en Cagliari el 13 de Octubre de 1960, vivió una infancia y una adolescencia normales, como aquélla de muchas otras muchachas. Educada en la religión católica por sus padres, condujo una tradicional vida cristiana con un acercamiento regular a los Sacramentos.
Simona ha sido Cofundadora de nuestra Comunidad Primavera de la Renovación Carismática Católica, que nace en 1977. En ese mismo año recibió la Efusión en el Espíritu Santo. Jesús se enamoró totalmente de Simona y, por medio del Espíritu Santo, potenció las cualidades humanas ya presentes en ella; la perfeccionó y enriqueció del carisma de la canción, el rezo, la exhortación, y la enseñanza. Esto marcó profundamente y de manera indeleble el principio de su nueva vida, bajo la guía del Espíritu Santo.
La Serva di Dio Simona Tronci
Simona cambió la visión del mundo y de la vida. Después del Bachillerato Clásico, se inscribió en Derecho, facultad que le apasionaba, creyendo que fuese el medio para hacer triunfar la justicia en la vida del hombre. Los primeros resultados de sus estudios fueron óptimos pero, en ella, maduró la consciencia que la justicia del hombre delante a aquella de Dios es precaria e imperfecta. Cambió de estudios y, después de haber dejado Derecho se inscribió a la Pontificia Facultad de Teología de Cagliari. Fue la primera muchacha admitida en estos estudios en la ciudad: fue la primera mujer laica. ¡A la escuela del Espíritu Santo y con la fuerza de la Comunidad, hizo frente a dificultades y prejuicios, pero superó los primeros exámenes con el máximo de las notas!
Simona era la animadora principal de la oración de alabanza y de la canción de nuestra Comunidad: implicaba con su entusiasmo evangélico a cuántos estaban cerca. Para los amigos y la Renovación, compuso y cantó varias canciones adaptadas sea para la Liturgia que para la alabanza; como ejemplo, la canción a Ser amigos, cuyas palabras son muy significativas: Ser amigos... ¿Qué quiere decir ser hermanos en el Señor? Y aquí su respuesta: quiere decir descubrirse, buscarse, entenderse. Quiere decir amarse, sufrir los mismos dolores. Simona creyó en el Amor del Dios y de los hermanos y, tocando su guitarra, cantaba: Existe un sólo amor para quien está en el Señor, no hay diferencia entre tu corazón y el mío, en Cristo somos uno, un sólo amor. Para Simona no existía una amistad diferente de aquella vivida en el Señor: en compartir las alegrías y los dolores, rogando por los otros, ayudándose a crecer en la caridad y en la fe, alabar y cantar juntos. Era la amistad que tenía el perfume de Cristo.
Participantes de la Conferencia
En su mochila no faltaba nunca la guitarra... deseaba llevar a la alabanza a todos, jóvenes y menos jóvenes. Por muchos venía definida una maestra en la oración, cuya intensidad nos llevaba a ensimismarnos en el amor de Dios. El Señor le ponía las palabras y la música en el corazón y en los labios... Escribía en su diario: Dame la capacidad de componer canciones que hagan alabar y orar a mis hermanos; El mundo necesita sentir cantar...debe volver a descubrir que hay un Dios, un Dios de Amor que te llama a la alegría..
Simona estaba ¡enamorada de la vida! y amaba profundamente a Dios por el regalo de la vida y, a Él, daba continuamente las gracias por todo aquello que tenía, por los amigos, por su novio y por la familia. Amaba la naturaleza, y cada obra del Creador se convertía en una ocasión para alabar a Dios. Todo era don de Dios y ella vivía en continuo reconocimiento por su vida. Le daba gracias porque andaba, porque veía, saltaba, corría, cantaba, tocaba la guitarra, estudiaba. En sus días estaba en consonancia con el Espíritu Santo y a menudo sucedía que te leyese en el corazón, hasta susurrarte nuevas palabras de las cuales tenías necesidad. Se hacía en abrazos para consolar, caridad y firmeza para corregir, delicadeza y entusiasmo para apoyar. El cotidiano se convirtió gradualmente, en su altar donde cantar la alegría del Espíritu. ¡Un cotidiano que se hizo Cruz donde amar al Señor Jesús!
Simona tenía una relación dulce y confidencial con el Padre de Celeste y quería hacerlo feliz en todo lo que ella hacía. En cada gesto, en cada decisión, la mayor preocupación era aquélla de poder desplacer a su Dios.
No tenía miedo de los planes de Dios. Era fiel y tenía plena confianza en Él. Cada día pedía: ¿qué quieres que haga?.
Cuando se daba cuenta de ser frágil e imperfecta, rogaba para que el Señor le ayudase. Por la noche dedicaba varias horas a la oración contemplativa y confiaba a sus diarios las gracias con las que el Señor la había visitado.
Su fe, su oración auténtica y carismática, enriquecida de la alabanza, la canción, la instrucción, hacía llegar a Jesús a quién era lejano, abría una pequeña rendija de luz y esperanza en el hermano enfermo, parado, perseguido.
Simona rechazaba las situaciones mundanas y superficiales, porque prefería dirigir su mirada a las cosas de arriba, pero en lo concreto del diario. Amaba el deporte y era una buenísima jugadora del voleibol. Privilegiaba la belleza interna a aquella externa estética, que sin embargo cuidaba, pero en la simplicidad.
Simona vivía en el mundo pero no era del mundo, vivía en su tiempo pero era atraída del eterno; tenía muchos dones: su juventud, la belleza, la salud, la comodidad, la brillantez de la inteligencia, pero como Francisco, ha dejado todo, todo lo que pensaba que pudiera ser una carga para ella, un impedimento para acercarse Dios y a los hermanos.
Il Crocifisso di San Damiano
La caridad para Simona no era entendida como limosna, la corrección no era juicio, el consejo no era presunción humana, todo era donado gratuitamente sin esperar nada a cambio, sin hacer preferencias de personas, sino con un único deseo: que el hermano que estuviera cerca pudiera encontrar a Jesús, el amigo que había cambiado su vida.
Innumerables son las confidencias hechas a Jesús, a María en sus diarios a partir de 1975 hasta 1984. Hasta llegar a un deseo profundo de abarcar el valor de la Cruz y del Sufrimiento para amar más a los hermanos y hermanas.
El Señor le dio respuestas concretas en enero de 1983, haciéndola experimentar más de cerca la cruz: en ese año empezó su calvario. Un tumor consumió su cuerpo, mientras que su fe quedó inalterada. Simona, elegida del Señor para una ofrenda total, ofreció todo. Desde el principio los doctores dijeron que se trataba de algo grave. ¡Mejoró muchas veces como resultado de la oración Comunitaria, hasta el punto de asombrar a los doctores! ¡Pero los planes de Dios eran diferentes! Así escribió en su diario durante la enfermedad: te has presentado a mí preguntándome si Te amaba verdaderamente tanto como para aceptar que Te llevaras mi vida. Yo Te he respondido, Jesús, y todavía hoy lo repito: mi Señor, mi verdadero amigo, mi vida Te pertenece. Mi Dios, Tú me has creado. Papá, si es mejor para mí y la salvación de mis hermanos, cúrame. Pero si mi servicio tuviera que haber acabado, y es la fuente de salvación para mí y los hermanos, mi familia, que me lleves, mi buen Jesús, hágase Tu voluntad..
Simona recibió la voluntad de Dios al punto que la enfermedad no era su enemigo, solamente el leño Santo en la cual reclinarse para subir al cielo, el camino para hacer Eucaristía, alimento para sus hermanos. De hecho, en su joven edad, mucho antes de descubrir de ser enferma, había ofrecido su vida para la Renovación, para la unidad de los hermanos, para la Comunión, para la Iglesia, y para los jóvenes.
En el momento en el cual la vida le sonreía, cada vez más intensamente se manifestaban los síntomas de la enfermedad, que progresando, la forzaron primero a una semiparalización, al uso de la silla de ruedas y después, paralizada en la cama, sorda, ciega y muda, inmóvil, a la espera del gran encuentro con su Amor.
Simona vivió el sufrimiento justo como Jesús... y escribió: Si miro tu cruz Jesús, ahora, hay un lugar vacío... aquí debo reclinarme....
Con el sufrimiento, Simona encarnó la Palabra no hay Amor más grande de aquél que ofrece la propia vida por los hermanos.
Su heroísmo se mide no sólo del sufrimiento de el cual fue golpeada, sino sobre todo de la manera con la cual supo hacerle frente: el amor, generosidad, gratitud, unida a su Señor en la luz de la fe.
Algunos teólogos que han tenido manera de profundizar el conocimiento de su corta, pero profunda, existencia, han evidenciado fuertes similitudes con la espiritualidad de Santa Teresa de Jesús.
Quien la ha conocido, ha constatado en ella una actitud de constante y tenaz fe, que le ha hecho abarcar y experimentar el misterio de la cruz.
La esperanza, fundada en la ayuda de Dios, orientaba toda su vida hacia Dios: viviendo al lado del Crucifijo y a Su Madre, adhiriendo a la voluntad divina y creyendo al Amor.
Para Simona el amor, la caridad, se transmite sin recompensa. Trabaja en silencio sin esperar reconocimientos y no deja escapar la ocasión para hacer el bien a los otros: a los enfermos en el hospital, a los pobres, a los vagabundos..., a los desheredados incluso durante su enfermedad.
Y al ápice de la enfermedad no quiso ser privada de Jesús Eucaristía cada día, puesto que no podía ni tragar, el Vicario General autorizó que pudiese recibir la Eucaristía exclusivamente bajo especie del vino, que venía capturado del cáliz por medio de una jeringuilla y, con fatiga, Simona conseguía recibir algunas gotas.
El encuentro con su Jesús sucedió la tarde del 18 de Abril de 1984, Miércoles Santo, a la joven edad de 23 años. El funeral fue celebrado y participado por más de seiscientos hermanos, el Domingo de Pascua y coronado de las canciones de Resurrección que ella compuso.
Padre Clemente Pillonip
Gracias también al libro Enamoradísima de Jesús, escrito por el Padre Clemente Pilloni, que ha recogido los pensamientos dibujados por el diario de Simona y de algunos testimonios de quiénes la han conocido, el Arzobispo de Cagliari, instituyó el Tribunal Diocesano comenzando por lo tanto, ¡el proceso de la Causa de Beatificación! Ese día, el Arzobispo expresó estas palabras: Simona será sin dudas el modelo ejemplar para tantísimos jóvenes y para toda la Iglesia, sobre todo en estos tiempos difíciles que provocan una fuerte desorientación a la fe..
Ahora el Tribunal Diocesano ha comenzado ya, con la deposición de los testigos, examinando las virtudes heroicas y, a nosotros queda la tarea de rezar y confiar cada cosa al Señor.
Simona creía ser la semilla, semilla de Dios, y después de años, ¡hemos entendido que la semilla ha germinado! Semilla que ha tenido que morir para hacer germinar frutos que pudieran ser recogidos por todos los hijos de Dios, en la Iglesia, sobre todo por los jóvenes, como expresamente ella pedía en la oración.
El tiempo ha pasado y las meditaciones de Simona se han convertido en un válido sustento de crecimiento para la Comunidad y para muchos hermanos; gracias a la simplicidad e inmediatez del lenguaje, notamos que tantas personas han recibido instrucciones personales y tantos frutos especiales se han manifestado en los años: las conversiones, vocaciones, llamadas especiales.
Y Simona hoy tiene de hecho muchos amigos, hermanos y hermanas en la fe, se ha convertido en la confidente más íntima a la cual pedir la fuerza y la intercesión para las necesidades espirituales y materiales.
Pensamos que Simona es la luz que no puede estar bajo la mesa de nuestros recuerdos, encerrada en una foto o en un escrito, sino que viene puesta en alto, donada, ofrecida, para ser luz de todos aquellos que participan hoy a esta Conferencia, pero también en cada lugar dónde se quiera donar su ejemplo, su testimonio: ¡en las familias, en nuestras parroquias, en la escuela, en los puestos de trabajo, porque los Santos no tienen edad, no pasa de moda, no son de alguien, no tienen un lugar, porque están en el corazón de Dios, en la eternidad!
Simona ha alcanzado la meta abriendo el camino... a nosotros, ahora, la tarea de recorrerla, para un día abrazar a nuestro amado Señor.
¿QUIÉN ES SIMONA HOY?
Simona es una joven enamorada de la vida;
Simona es una joven enamorada de la Trinidad de Dios;
Simona es flecha luminosa que nos indica Quién cuenta: Cristo;
Simona es especificidad del actuar del Espíritu Santo;
Simona es espina a nuestro lado para que nadie se adormezca durante el propio camino de Santidad;
Simona es el regalo que hoy la Renovación Carismática ofrece a la Iglesia en la garantía para su camino de Santidad;
Simona es... regalo de Dios para todos.
Amen.
¡Gracias por vuestra atención y alabanza y Gloria al Señor!