Simonetta Tronci Sierva de Dios

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una sola voz para Simona

¡Simona pronto Beata!

Artículos

Hacia una Beatificación Carismática

Simona Tronci se ha formado espiritualmente en la Renovación Carismática y ha vivido una vida corta pero con una fe intensa y luminosa. A la edad de 23 años, en 1984, ha fallecido en concepto de Santidad.

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La copertina della rivista

El 18 de agosto de 2003, a Cagliari, su Excelencia Monseñor Ottorino Pietro Alberti ha instituido el Tribunal para la instrucción Diocesana en relación a las virtudes heroicas de Simona Tronci, fallecida el 18 de abril de 1984 en concepto de Santidad a la edad de 23 años.

¿Quién eran Simona y qué hizo?

Simona ha sido Cofundadora de la Comunidad Primavera de la Renovación Carismática Católica, cuyo nacimiento resale al 1977; en el mismo año recibió la Efusión del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo con sus dones potenció las calidades humanas ya presentes en Simona y las enriqueció de los carismas de la canción, la oración, la instrucción, de la corrección fraterna y de la exhortación.

Simona se convierte en la fuerza de la pequeña y joven Comunidad, que a pesar de las diversas dificultades, se insería en la atmósfera social y eclesial.

Desde 1973 Simona ha jugado en el equipo femenino de voleibol con buenos resultados. Dotada de una inteligencia vivaz y enamorada de la vida, pero sobre todo de Cristo, después de terminar el bachillerato, en 1979 se inscribió en Pontificia Facultad de Teología de Cagliari.

En 1981 se enamoró y se comprometió, y en el mismo año, recibió las asignaciones de suplencias para la enseñanza de la religión católica en la ciudad de Cagliari.

Simona era una joven vivaz, alegre, inteligente, seria, humilde que creía sinceramente en la amistad. Y de la amistad hizo una regla de vida: entender esa amistad especial que tiene el perfume de Cristo.

Era animadora de la canción de la Comunidad y de la Renovación regional; compuso y cantó unas treinta canciones adaptadas sea para la liturgia que para la alabanza. El Señor le ponía las palabras y música en el corazón y en los labios. Ha escrito en su diario: Dame la capacidad de componer canciones que hagan alabar y orar a mis hermanos; El mundo necesita sentir cantar ...debe volver a descubrir que hay un Dios, un Dios de Amor que te llama a la alegría..

En la comunidad era entusiasta en el estímulo, en la fe y en la exhortación al testimonio en el cotidiano, en la familia y en el trabajo; daba ricas y profundas catequesis sobre la oración y las líneas de la Renovación.

La caridad estaba al primer lugar en su vida, así que prodigaba en ayudar a algunos pobres de la ciudad, en el apoyo a las personas enfermas en los hospitales o a los que sufrían de desventaja.

¡era al parecer una muchacha como muchas otras!... Pero en ella había sucedido una conversión radical, había sentido en el corazón que podía aprovechar mejor su vida y su juventud, atestiguaba haber encontrado la perla más preciosa: Jesús.

Amaba profundamente a Dios por el don de la vida y a Él rendía continuamente las gracias por todo aquello que tenía, desde las cosas materiales al afecto, de los parientes a los amigos, y decía: ¡Todo es don de Dios!.

Su compromiso de apostolado era profuso para la conversión de los otros y para el amor mutuo; inteligente, simpática, seria en el momento oportuno, sociable y rebuscada en sus preciosos consejos espirituales.

Cuando podía, Simona participaba a las diversas conferencias nacionales del espiritualidad con otros jóvenes; pasaba sus días entre una intensa oración, el servicio a los hermanos para el cual era siempre disponible, la animación con la canción en los momentos comunitarios de oración, pero sobre todo escuchando a los hermanos y hermanas que el Señor ponía en su camino. Quién ha tenido la fortuna de encontrarla, la recuerda como una persona especial que tenía siempre la palabra justa para cada hermano: de conforto, de estímulo, de exhortación.

Simona rezaba sin cesar. Las horas de su día estaban estructuradas por la oración; a menudo rezaba durante horas por la noche. En cada gesto, en cada decisión, su mayor preocupación era aquélla de poder traer un desplacer a su Dios.

Simona pedía al padre celestial ¿qué quieres que haga?. No tenía miedo de los planes de Dios. Era fiel y tenía plena confianza en Él.

Su fidelidad fue verdaderamente puesta a la prueba durante la enfermedad, un tumor maligno que se manifestó en 1983 y que determinó su maravillosa ascensión espiritual.

Desde el principio los médicos dijeron que era algo grave. Mejoró muchas veces como resultado de la oración comunitaria, sin embargo, los proyectos de Dios eran diferentes.

La ofrenda de Simona era total: había abrazado la cruz, el ascensor para el cielo, como amaba definirlo. Aquello de que tenía verdaderamente miedo no era de la muerte corporal, sino de aquella espiritual. Tanto que en una parte de su diario escribía: Sin embargo, Jesús, yo te pido... si la curación me llevase a apartarme de ti, de manera irreversible, te ruego me lleves contigo antes. Es en la vida eterna que te pido vivir, no en la muerte.

Simona pasó el último período de su vida terrenal en una cama, inmóvil, paralizada, casi sorda, muda y ciega, a la espera del gran encuentro con el Amado. La última palabra que escribió en su diario es Amén, aquel Amén que la acompañó en toda su breve pero provechosa vida terrenal.

Ahora el proceso está abierto, Simona se ha convertido en Sierva de Dios, y esperamos en oración aquello que la Iglesia decidirá, pero mientras son muchos los que señalan que Simona ha entrado en sus casas, en sus vidas.

Ruah, Noviembre de 2003

pagine rivista

Le pagine 30 e 31 della rivista

 

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