Simonetta Tronci Sierva de Dios

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una sola voz para Simona

¡Simona pronto Beata!

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La jugadora de voleibol desaparecida en 1984 era animadora de un grupo católico

El Arzobispo Ottorino Pietro Alberti: "Podrá ser un ejemplo para todos los jóvenes". Murió a 24 años de un tumor: podría convertirse en Santa. Comenzó ayer la causa de beatificación de Simona Tronci.

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La pagina 10 dell'Unione Sarda

¿se puede ser una buena jugadora de voleibol y escalar las cumbres de la santidad? Probablemente sí, y una muchacha de Cagliari muerta de un tumor en 1984, podría ser el ejemplo. Para Simonetta Tronci (Simona, como prefería que la llamasen) ha iniciado el camino hacia la gloria de los altares. Será una partida póstuma, difícil, pero que podría abrir las puertas para entrar en la lista de los santos de la Iglesia católica.

Ayer el Arzobispo Ottorino Pietro Alberti ha instituido oficialmente el Tribunal diocesano, que tendrá que evaluar la vida y la virtud de Simona. Sin embargo no hay eventos clamorosos, tales de reclamar inmensas muchedumbres (como puede haber sido para Frai Nicola o Frai Nazareno) y cronistas. No, su vida ha sido una vida normal, una santidad ordinaria que le ha permitido hacer bien las cosas simples como la escula, los estudios, el trabajo, y también el voleibol. Así la recuerdan los amigos, que han compartido los últimos años de su vida.

Nacida en Cagliari el 13 de octubre de 1960, tercera de seis hijos, ha tenido una adolescencia como aquella de otras muchachas de su edad. A 9 años hizo la Primera Comunión, dos años después hizo la Confirmación, y estudios regulares. Más tarde, después de la enseñanza Secundaria en el Dettori. En aquellos años, se delinea la personalidad de Simona. Su espiritualidad. La he conocido en 1977 – recuerda su mejor amiga, María Antonietta Tanda – en el grupo del Padre de Puggioni para la Operación África. Nos encontrábamos cada día para rezar. El año después ha terminado el bachillerato. Aunque tuvo que graduarse, ha ido al examen con plena tranquilidad. Óptimos resultados aunque si no había estudiado tanto..

Ya entonces, en la personalidad de Simona emergía una característica: antes de todo la oración – explica Maria Antonietta – y después ayudaba a los pobres, sobre todo en Bonaria y en Sant'Elia. Pero no sólo. Pasaba las horas en los pasillos de los hospitales – Sandra Cossu, otra amiga – para acompañar a las personas solas, estar con ellas amorosamente y trnsmitirles la alegría del Señor. Si hay una cosa de eliminar es que los santos, o los aspirantes a ello, sean todos tristes. Nada más falso y Simona es la confirmación ello. Era agradable, seria, religiosa pero no santurrona, extrovertida: contaba chistes y componía canciones – dice todavía Maria Antonietta Tanda – conseguía leerte el corazón. Con ella no conseguía, como mejor amiga, ocultar mi estado ánimo. Y entonces te daba una sacudida, te consolaba, te abrazaba.

A pesar su grande insistencia en la oración y en la espiritualidad, llega el momento de la universidad. Se había inscrito en Derecho – acentúa todavía su amiga – había hecho algunos exámenes, pero poco a poco se había convencido de que la justicia humana sea muy limitada. Quería ampliar este significado, y por ello se inscribió en Teología.. En los primeros años Ochenta una muchacha en esta facultad era mirada con suspicacia, sobre todo porque era considerada una rama tradicionalmente masculina. Simona no se dejó intimidar. Era segura de su opción – confirma Sandra Cossu, con la cual asistió al instituto de vía Sanjust – y que el Señor le habría permitido superar todas las dificultades. Era determinada, estaba convencida que la mujer fuese útil a la Iglesia también a través de estos estudios. Entonces, una vez inscrita, fue muy admirada por los profesores y por los compañeros.

Una muchacha como muchas otras: tenía también el prometido. Simona era extraordinaria – recuerda Sergio – una persona fuera de lo normal. Mente excepcional, siempre cuidadosa a no ofender a los demás, para no ponerse en el centro de la atención.. Entonces en 1983 las primeras escaramuzas del tumor pulmonar. Al principio no se entendía de qué cosa se podía tratar – acentúa Maria Antonietta Tanda – tenía una fiebrecilla, adelgazaba, después la hospitalización al Binaghi, el descubrimiento de la enfermedad y los viajes para las operaciones y las terapias en París, dónde dio testimonios maravillosos.. Se apagó el 18 de abril de 1984, Miércoles Santo. Ahora, después de 19 años, comienza el camino hacia la gloria de los altares.

Alessandro Atzeri, L'Unione Sarda, 19 de agosto de 2003

 

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